Tecnología hidroacústica: soluciones para la conservación marina, la defensa y la industria portuaria

Marcela Ruiz, directora ejecutiva de Acústica Marina, cuenta cómo la medición de los sonidos y ruidos que provienen de embarcaciones y de especies del mar, puede contribuir a proteger la fauna acuática y a hacer más amigable a compañías navieras y puertos con la naturaleza.

En el entorno marino, muchos son los sonidos y ruidos, tanto de especies como de las embarcaciones que navegan en las aguas. Ese es el objeto de interés de Acústica Marina, empresa con base científico-tecnológica que emplea tecnología hidroacústica sustentada en la inteligencia artificial.

“Nuestra empresa nace en 2020 en Valdivia, a partir de conversaciones de un grupo de amigos, entre los que nos encontramos ingenieros matemáticos, en telecomunicaciones, acústicos, informáticos y comerciales, además de abogados y biólogos marinos. Por un lado, tenemos en común el cariño y el amor por el océano; muchas ganas de contribuir; y la idea de que hay una oportunidad a nivel mundial para dar solución a través de la tecnología a desafíos de sostenibilidad de la industria y aportar a los objetivos de desarrollo sostenible declarados por la ONU, en particular al objetivo 14, el de conservar y hacer uso de manera sostenible de los océanos y la vida submarina. Pensamos que podemos contribuir por medio de esta tecnología, tras detectar una oportunidad y un nicho donde aportar a la sostenibilidad de la industria y de los océanos”, cuenta la bióloga marina Marcela Ruiz, fundadora y directora ejecutiva de la firma.

¿Qué es la hidroacústica?

“Es una ciencia oceanográfica que estudia el comportamiento de las ondas acústicas bajo el agua. En nuestra empresa, lo que hacemos consiste en crear tecnología capaz de medir esta información y procesarla en tiempo real, para obtener los datos que entrega el sonido y así generar soluciones para la conservación marina, la defensa e industrias como la portuaria”.

¿Qué sonidos se captan?

“Estamos enfocados en capturar datos hidroacústicos provenientes de fuentes sonoras antropogénicas, principalmente embarcaciones, así como biológicas, sobre todo mamíferos marinos. El objetivo es determinar el ruido submarino presente en cualquier ecosistema, la influencia de las actividades antropogénicas y el impacto de esto en la fauna. Si estamos construyendo un puerto, por ejemplo, necesitamos saber cuánto ruido se emite al ecosistema, medirlo y monitorearlo, para saber a su vez el impacto en la fauna. Todo esto está dado por normativa internacional que identifica al ruido submarino como contaminante, así como los derrames, los plásticos, etcétera. Lo que pasa es que es un contaminante al que no estamos acostumbrados, porque es invisible. Pero Chile ya en 2018 comenzó a ocuparse más de este tema, aunque a nivel internacional se viene monitoreando desde hace varios años”.

¿Qué efectos puede llegar a tener el ruido en la fauna?, ¿la muerte, una variación en sus rutas?

“De acuerdo a literatura reportada en el mundo, existe correlación entre el ruido submarino y la comunicación de los cetáceos, que se ve interrumpida cada vez que hay un componente externo de ruido en sus rutas. Por otro lado, hay daños en los pabellones auriculares de especies, especialmente ballenas; se han roto producto de un muy alto nivel de decibeles. Y, además, aunque falta estudiar más esto, muchos varamientos se deberían a que las especies se pierden como efecto del ruido, el que no les permite orientarse y comunicarse de forma precisa. Los daños son, entonces, a niveles auriculares y de comunicación. Las ballenas ocupan los cantos para poder comunicarse y desarrollar sus actividades, por lo tanto, estos ruidos o sonidos antropogénicos podrían enmascarar ese diálogo de las ballenas, que tiene ciertos patrones de lenguaje a través del sonido. Hablo de especies que son icónicas, pero hay muchas, que son más pequeñas, como invertebrados marinos o peces, que probablemente se ven afectados; sin embargo, no existe tanta literatura al respecto, pues los investigadores apuntan más a los grandes cetáceos. De todos modos, toda la columna marina sufre un impacto”.

¿Cómo funciona la tecnología que ustedes implementan y que usa inteligencia artificial?

“Instalamos estaciones de monitoreo que miden y monitorean el ruido submarino en tiempo real. Todos los datos obtenidos son procesados a través de machine learning, con la finalidad de detectar y encontrar patrones de interés que nos permitan levantar alertas. Un ejemplo: un puerto va a tener embarcaciones que transitarán para recalar y tomar contenedores, entonces, los vamos a monitorear, y también a las ballenas, así voy a saber cuándo tengo presencia de uno y de otro, y puedo alertar a quienes dirigen las máquinas de la presencia de la ballena, para que disminuya la velocidad o cambie de rumbo; en definitiva, para que tome precauciones en orden a evitar la colisión”.

Ruiz cuenta que también han trabajado en un proyecto de innovación abierta para la defensa nacional, en particular la Armada de Chile. “Propusimos implementar estaciones de monitoreo para alertar si una embarcación está donde no debe estar. Con aquellas, podemos detectar la nave, procesar la información del audio a través de machine learning y reportar a la Armada exactamente lo que está pasando, para que ellos tomen las decisiones que estimen”.

También están trabajando con la Compañía Minera del Pacífico, en el proyecto Puerto Cruz Grande. ¿En qué consiste?

“Es un proyecto pionero a nivel nacional y mundial. La CMP, una minera privada, comenzará a construir este puerto en la región de Coquimbo y quiere que sea inteligente y que en él se emplee la mayor cantidad de tecnología posible. Buscan evitar o disminuir el impacto sobre la fauna, entonces, nos solicitaron medir el ruido submarino de forma constante. Con boyas inteligentes, haremos monitoreo hidroacústico de embarcaciones y de fauna, con la finalidad de disminuir el impacto en esta, intentando que no haya colisiones y que se reduzca el impacto en las especies presentes”.

Fuente: Porthink por:  Claudio Lobos Romero

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